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martes, 8 de marzo de 2011

Cuesta arriba o cuesta abajo

La experiencia nos dice a todos que amar es cuesta arriba y que egoísmo es cuesta abajo. Amar es salir de sí mismo para conocer, admirar y darse al otro. Los creyentes sabemos que la expresión máxima del amor es la entrega de Cristo en la cruz. Egoísmo es encerramiento ciego en mi yo, sin tener en cuenta al otro. Amar es servir; egoísmo es servirse del otro.

Benedicto XVI escribe en la encíclica Dios es Amor: “El amor entre el hombre y la mujer es el arquetipo del amor”. La expresión sexual del amor es buena en sí misma: si el hombre pretendiera ser solo espíritu y pretendiera rechazar la carne, como una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad”. El amor auténtico no es cosa solo del cuerpo, sino de la persona entera.

El egoísmo no necesita ni acepta educación, desciende por sí solo; más grande es, más rápidamente desciende. La expresión sexual del amor necesita educación, que guíe a esa síntesis armoniosa del entendimiento, la voluntad y el sentimiento.

En la expresión sexual del amor reducida a lo biológico no solo es fácil, sino que atrae superficiales simpatías de todo tipo, especialmente partidistas; es fuente de pingües ganancias para las empresas farmacéuticas y para políticos cotizados por los imperios; es instrumento disimulado y eficaz de una geopolítica de control de los pueblos. Los pescadores antes citados, que ganan en el mar agitado por esta tormenta, callan el parcial fracaso de los condones en países de África. Ellos no contestan preguntas, como la siguiente: ¿La unión sexual entre un varón y una mujer tiene algún elemento que la diferencia de la unión de dos perritos? ¿La unión sexual entre un varón y una mujer es solo un yo te uso, tú me usas? ¿Basta instruir en el aspecto biológico, o es indispensable educar? Instruir solo en el aspecto biológico es ambivalente, porque induce a los jóvenes a reducir la unión sexual a lo biológico, identificando una de las más grandes realidades humanas a la unión sexual de dos perritos.

Sería ingenuo el pretender que la síntesis armoniosa entre el entendimiento, la voluntad y el sentimiento se logrará mañana y fácilmente. Es urgente, pero se requiere un proceso orientado por valores, a los que se oponen una visión materialista, inmediatista, miope, un instinto rebelde y principalmente intereses económicos. Por no haber solución inmediata, envenenan el futuro.

¿Tiene un gobernante democrático derecho de prescindir de los padres de familia en la educación, especialmente en una realidad que tiene para los jóvenes consecuencias presentes y futuras? Pregunto: ¿Los miembros del equipo de gobierno, que se esfuerzan en suprimir los valores, toman en cuenta el mal que causan a la futura familia, a esa familia a la que él y ella llegan “usaditos”, como ya se dice? Antes de casarse ya han sembrado la semilla de infidelidad. La cascada de consecuencias nocivas continúa en divorcios, en hijos abandonados o semiabandonados. Amar a la juventud es remar contracorriente.
José Mario Ruiz Navas

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