EFE | WASHINGTON
Las aceitunas y el aceite de oliva son claves en la dieta mediterránea, considerada la más saludable para el corazón.
La dieta mediterránea es, según 50 estudios, la receta más saludable para el corazón y para mantener a raya los niveles de colesterol, triglicéridos, la presión arterial y el metabolismo de la glucosa.
El número de marzo de la Revista del Colegio Estadounidense de Cardiología publica un metanálisis que incluye los resultados de 50 investigaciones sobre la dieta mediterránea que la presentan como un “seguro de vida” para tener un corazón sano.
El doctor Demóstenes Panagiotakos, profesor de la Universidad Harokopio de Atenas y director del estudio, advirtió que la comunidad médica ha detectado que el síndrome metabólico está aumentando rápidamente en todo el mundo, en paralelo con la diabetes y la obesidad.
Se conoce como síndrome metabólico al conjunto de enfermedades o factores de riesgo que surgen en un individuo y aumentan la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, y el sobrepeso es uno de ellos.
Según los datos analizados por Panagiotakos y la doctora Christina-Maria Kastorini, la dieta mediterránea tiene uno de los patrones más conocidos y bien estudiados, y ha demostrado estar asociada con disminución de la mortalidad por enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, obesidad y algunos tipos de cáncer.
Los expertos definen la mediterránea como un patrón alimentario caracterizado por el alto consumo de ácidos grasos monoinsaturados, principalmente de aceitunas y aceites de oliva. Incluye una dosis diaria de frutas, verduras, cereales integrales y productos lácteos bajos en grasa, además semanalmente pescado, aves, frutos secos y legumbres, con un consumo relativamente bajo de carne roja y moderado de alcohol, normalmente con las comidas.
Señalan, además, que tiene un efecto beneficioso sobre la obesidad abdominal, los niveles de lípidos, el metabolismo de la glucosa y los niveles de presión arterial, factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades del corazón y la diabetes.
Los investigadores destacan que los efectos antioxidantes y antiinflamatorios de la dieta mediterránea en su conjunto, así como los efectos positivos logrados por la ingesta de aceite de oliva, frutas, verduras y pescado, son parte de la receta para mantenerse sano. También llevar un estilo de vida activo.
Preparación
Se la denomina mediterránea porque se sustenta en una alimentación marcada por algunos patrones dietéticos de los países de esa región, en especial España.
Las primeras referencias científicas de una dieta mediterránea datan de 1948, cuando Leland G. Allbaugh estudió el modo de vida de los habitantes de la isla de Creta y lo comparó con el de los estadounidenses.
El número de marzo de la Revista del Colegio Estadounidense de Cardiología publica un metanálisis que incluye los resultados de 50 investigaciones sobre la dieta mediterránea que la presentan como un “seguro de vida” para tener un corazón sano.
El doctor Demóstenes Panagiotakos, profesor de la Universidad Harokopio de Atenas y director del estudio, advirtió que la comunidad médica ha detectado que el síndrome metabólico está aumentando rápidamente en todo el mundo, en paralelo con la diabetes y la obesidad.
Se conoce como síndrome metabólico al conjunto de enfermedades o factores de riesgo que surgen en un individuo y aumentan la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, y el sobrepeso es uno de ellos.
Según los datos analizados por Panagiotakos y la doctora Christina-Maria Kastorini, la dieta mediterránea tiene uno de los patrones más conocidos y bien estudiados, y ha demostrado estar asociada con disminución de la mortalidad por enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, obesidad y algunos tipos de cáncer.
Los expertos definen la mediterránea como un patrón alimentario caracterizado por el alto consumo de ácidos grasos monoinsaturados, principalmente de aceitunas y aceites de oliva. Incluye una dosis diaria de frutas, verduras, cereales integrales y productos lácteos bajos en grasa, además semanalmente pescado, aves, frutos secos y legumbres, con un consumo relativamente bajo de carne roja y moderado de alcohol, normalmente con las comidas.
Señalan, además, que tiene un efecto beneficioso sobre la obesidad abdominal, los niveles de lípidos, el metabolismo de la glucosa y los niveles de presión arterial, factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades del corazón y la diabetes.
Los investigadores destacan que los efectos antioxidantes y antiinflamatorios de la dieta mediterránea en su conjunto, así como los efectos positivos logrados por la ingesta de aceite de oliva, frutas, verduras y pescado, son parte de la receta para mantenerse sano. También llevar un estilo de vida activo.
Preparación
Se la denomina mediterránea porque se sustenta en una alimentación marcada por algunos patrones dietéticos de los países de esa región, en especial España.
Las primeras referencias científicas de una dieta mediterránea datan de 1948, cuando Leland G. Allbaugh estudió el modo de vida de los habitantes de la isla de Creta y lo comparó con el de los estadounidenses.
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