Enredados en tanto escándalo, el poder aspira a que la novena reforma tributaria pase por el Ministerio de la Ley y no faltan asambleístas que prefieren esto a corregir los graves errores del proyecto. Parecería que los únicos portavoces son los oficialistas y los sectores productivos, pero la gran masa de ciudadanos carece de canales de expresión, cuando precisamente serán las víctimas directas de las nuevas cargas impositivas.
Escuchamos demagogia no solo tras una cortina ambiental inexistente, sino también desde el SRI, que manifiesta que el planteamiento del 5% del impuesto a la salida de capitales podría aumentar si es que los exportadores persisten en su evasión tributaria. Cabe preguntarse con indignación si este problema tiene que asumirlo la gran mayoría de ecuatoriano.
La ley faculta a determinar presuntivamente el valor referencial de los bienes exportados. Discutimos el aumento de los impuestos a los automotores entre una posición fiscalista y los intereses de los importadores, pero no con los sectores más populares propietarios de vehículos de uso ya viejos. ¿Es justo que esa gran mayoría sea perjudicada con más impuestos, porque intelectuales y académicos desubicados consideran que solo deben tener vehículos nuevos?
La Asamblea tiene que limitar el gasto público excesivo, los faustuosos viajes internacionales y el saqueo de fondos en la publicidad oficial. Solo esto evitaría cargar de impuestos al pequeño sector que sí tributa, cuando la gran mayoría de grandes contribuyentes está fuera de los parámetros que el SRI orgullosamente exhibe.
Sin democracia, la libertad es una quimera.- Octavio Paz.
ResponderEliminar