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viernes, 29 de abril de 2011

Opinión - Dignidad y decoro


Viernes, 29 de Abril de 2011
La dignidad atañe a la gravedad y el decoro de las personas en la manera de comportarse. Esto incluye discreción y sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar. ¿Lo sabrán algunos funcionarios que gustan de tener, justificadamente o no, gran presencia mediática? Parece que no, porque para nadie es un secreto que casi todos carecen, según lo demuestran los hechos, de prudencia y circunspección.

Basta que se trate de ciudadanos o de compatriotas, para que cada uno merezca el mismo respeto y aprecio de parte de un funcionario público. Y es que cada uno de esos ciudadanos forma parte de los “mandantes” a los que el Gobierno dice respetar y acatar. Esos ciudadanos pagan impuestos y, por tanto, el sueldo de esos funcionarios carentes de honorabilidad.

Por el comportamiento de estos “celosos guardianes” de la revolución ciudadana, da la impresión de que emulan a quienes antaño eran mediocres actores de la llamada “larga, terrible, tenebrosa y oscura noche neoliberal”. Sin dudas les ganan en prepotencia e imprudencia en los actos. No se percatan de que cuando olvidan su honor y el ajeno, no cumplen con sus deberes más elementales.

En fin, no somos los medios de comunicación los que creamos los escándalos, son los que mal ejercen el poder los que con su conducta los crean. Solo despejamos las sombras tras las que se ocultan, para que a quien le corresponda ponga en marcha los mecanismos de defensa que la sociedad tiene a su alcance. El escándalo desde las altas esferas, como quieren los marxistas, existe independientemente de nuestra voluntad. Diario: La Hora

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