Opinión - En la tierra paz - Domingo, 25 de Diciembre de 2011
Por más de dos mil años los cristianos de todo el mundo conmemoran el nacimiento de Jesús, su redentor, el Mesías. Las maneras de hacerlo son diferentes en algunos casos, pero todos consideran este día de hoy como de enorme importancia para su fe. ¿Cómo pudo aquel hijo terrenal de un carpintero sentar unas bases tan sólidas para erigir sobre ellas una cultura imperecedera?
Sin lugar a dudas con el ejemplo de su vida y con la solidez de su mensaje de amor y paz. Memorable fue su ‘Sermón del Monte’ en el que estableció sólidas normas para la construcción de una convivencia de hermandad entre sus discípulos, sus seguidores de entonces y todas las generaciones que les siguieron hasta nuestro tiempo.
Palabras que constituyen una brújula de esperanza para todos, como cuando dijo a quienes estaba a su alrededor que son “bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Así como “los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Nadie duda que Jesús, el Cristo, fue, es y será un paradigma en cuanto a conducta intachable y voluntad de sacrificio por el bien de la Humanidad.
Tal fue su irradiación desde que nació en Belén, en tierras de lo que conocemos como Palestina, en un humilde establo, que desde ese preciso instante Jesús fue para todos, fueran sus seguidores o no, un paradigma insoslayable. Por eso, cada 25 de diciembre los cristianos desde cualquiera de los puntos cardinales de planeta se complacen en exclamar: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”.
De dónde viene el ser humano todos lo sabemos, a donde quiere llegar pocos lo conocen.- Immanuel Kant.
ResponderEliminar