Opinión - Graves heridas - Sábado, 14 de Abril de 2012
Ahora se les ve a los estudiantes, a profesores y empleados de las universidades de categoría ‘E’ en las calles para que el Gobierno les dé una solución racional al problema que afrontan. Sin miramientos, 38.000 alumnos quedaron en la calle, centenares de docentes y empleados también. El cierre no se hizo de forma progresiva, como recomendaba el sentido común, sino como si se tratara de un limpio corte de implacable carnicero.
En efecto, en declaraciones públicas miembros del Ceaaces dijeron a los medios que el cierre lo hicieron sin vacilación alguna. Es de imaginar el desconsuelo de cientos de familias que hicieron grandes sacrificios para matricular a sus hijos en universidades particulares y ahora ven que todo fue en vano.
Lo que nadie dice o recuerda es que esas universidades fueron legalmente constituidas y autorizadas por el Estado. Y que, comprobado su bajo nivel académico su transformación y eventual cierre debieron hacer de forma gradual. Que los estudiantes, profesores y empleados merecían un trato más humano, justo y equilibrado. Esperemos que los interventores que se acaban de nombrar y se ha posesionado lo hagan.
Este caso devela un estilo autoritario, que a la larga no rendirá frutos favorables al Gobierno. Hay heridas que se infringen que costará mucho cerrar. Ahora no se trata de pelucones sino de una clase media esforzada y digna, que confiaba en su país, en el Estado en que se cobija y en el Gobierno, que en su oportunidad les aseguró estar compuesto por “gente de manos limpias, corazones ardientes y mentes lúcidas”.
El pueblo tiranizado, escarnecido e indignado al fin, distingue lo bueno de lo malo, y pide cuenta a sus opresores.- Juan Montalvo.
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