OPINIÓN – IMPUESTOS A LA LIGERA
El anuncio de la novena reforma tributaria tuvo un fuerte primer impacto con la especulación e incremento del precio de gaseosas, embutidos, agua embotellada y otros. En consecuencia, la inflación mensual será una de las más altas del año y la tendrá que asumir el consumidor final. ¿Para qué más impuestos? El 40% del Producto Interno Bruto es gasto público que hasta hoy se ha cubierto con los altos precios del petróleo en el mercado internacional. Es decir, muchísimo consumo y gasto con poca producción y crecimiento.
El buró verde dijo que las fundas plásticas tendrán un incremento de 10 centavos cuando se entreguen en centros comerciales y no sean biodegradables. Se dio marcha atrás porque son los mercados municipales y comunitarios los que no cumplen con el requisito de disminuir el impacto ambiental. Caso similar sucede con cada botella plástica no retornable que impondrá dos centavos de tarifa, aunque ese valor sería reembolsado al consumidor cuando las botellas sean depositadas en centros de acopio autorizados o máquinas de reciclaje. Además, plantearon que las bebidas alcohólicas subirían 6 dólares por cada litro de alcohol puro y los cigarrillos 40 centavos por cajetilla. También inquietaron con la subida de la matrícula a los dueños de autos de lujo y la eliminación parcial al consumo de energía eléctrica. Claro que el Gobierno dio marcha atrás en algo. En el Litoral cambió el nuevo pliego tarifario para los consumidores de electricidad y no se aumentará para quienes consumen 500 sino 700 kilovatios hora al mes.
En total se recaudarían 400 millones para la salud y 21,1 millones se usarían para políticas encaminadas a programas ambientales.Así, el abultado gasto fiscal será cubierto con impuestos aventurados, no planificados ni verdes.
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