El niño, que vendía unos gatos recién nacidos gritaba:
- Llévese su gato correísta... son bonitos... llévese su gato correísta.
Era un sábado soleado y algunos transeúntes que pasaban por allí se reían de la ocurrencia del chiquillo.
Al final de la tarde cuando el niño estaba recogiendo para irse solo le quedaban 3 de los 6 gatos que llevó.
El sábado siguiente, volvió el niño con los tres gatos en la misma cajita y comenzó a gritar:
- Llévese su gato opositor... son de raza... llévese su gato de la oposición.
Un señor se detiene en su apurada carrera y le pregunta:
- ¿Cómo es que la semana pasada eran correístas estos gatos y ahora son de la oposición?
El niño, con una sonrisoooooota le responde:
- ¡Es que ya abrieron los ojitos...!!!
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