Opinión - El que nada sabía - Lunes, 6 de Febrero de 2012
No puede precisarse el período de la historia en el que sucedieron los hechos que vamos a relatar a continuación. Tal vez no sea conveniente hacerlo. Pero el caso es que hubo un país gobernado por un Monarca inapelable y soberbio, que en ciertos asuntos demostraba una ignorancia desconcertante, pese a que se autoproclamaba como un conocedor a fondo de casi todos los temas y de las maneras más acertadas de conducir a su pueblo.
Sucedió que en su país se refugió un importante jefe insurgente, guerrillero, terrorista o narcoguerrillero (es imposible precisar cuál adjetivo le venía bien al hombre) de un país vecino acompañado de numeroso séquito, y el Monarca nada sabía. Luego los enemigos de ese individuo bombardearon su campamento y el Monarca fue el último en enterarse.
Uno de sus más cercanos colaboradores sostuvo ciertas reuniones sobre el manejo de la deuda externa del país, de las que el Monarca conoció sólo cuando alguien las grabó y las dio a conocer a todo el mundo por televisión. También sucedió que un familiar firmó jugosos contratos con varios de sus ministros y, pese al abultado costo de las obras a ejecutar, el Monarca nunca supo nada al respecto.
Pasado el tiempo y ante la visita de otro Monarca a su país, alguien dijo que éste venía procurando obtener permisos para explotar cierto metal peligroso. El Monarca del país de cuyo nombre no vale la pena acordarse, dijo que nada sabía sobre ese metal y que todo se trataba de un infundio de sus enemigos. Y así gobernó su país por muchos años, con el aplauso también ignorante de gran parte del pueblo.
Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque.- Bertolt Brecht.
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