El solo anuncio de que la no afiliación al IESS se convertirá en delito ha iniciado lo que podría convertirse más adelante en una ola de despidos. Peluquerías, casinos, pequeños comercios y empleadas domésticas están entre los primeros afectados. Sus administradores no son pillos, ni pretenden estafar a sus empleados; solo quieren trabajar con ellos y ganarse el pan de cada día. Pero subsisten en una economía pobre, subdesarrollada, que lejos de crecer permanece estancada, por más que los precios del petróleo maquillen la realidad, y en esas condiciones es difícil comportarse como un patrón europeo, donde rige el Estado de Bienestar.
Los empleados tienen derecho a estar afiliados al IESS. Los pequeños patrones tienen derecho a sobrevivir. Ambos derechos deben respetarse, pero la solución no es la persecución y la cárcel sino motivar la producción.
Los empleados tienen derecho a estar afiliados al IESS. Los pequeños patrones tienen derecho a sobrevivir. Ambos derechos deben respetarse, pero la solución no es la persecución y la cárcel sino motivar la producción.
Opinión Diario El Universo lunes 06 de junio del 2011
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