Pastuso atropellado.
A un pastuso lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera alrededor de él. El pastuso, delirando, dice:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'-
Y la gente lo inclinaba, pero el pastuso seguía gritando:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'-
La gente ya no sabía cómo ponerlo, y el pasuso dice:
- 'Si no hay una clínica, hospitalícenme.
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